Desde pequeño he escuchado que es bueno hablar a las plantas
o incluso ponerles música para que crezcan más saludables. A primera vista parece
una idea descabellada, ya que las plantas no están dotadas de sistema nervioso
ni parecen tener ningún órgano dedicado a oír. Hace tiempo, sin embargo, que
se vienen realizando estudios encaminados a dilucidar si las plantas pueden
responder a estímulos sonoros, y la respuesta podría ser positiva.
Hay algunos trabajos
que parecen demostrar que la música favorece el crecimiento de ciertas plantas,
pero los resultados no son muy concluyentes. La música es un estímulo demasiado
complejo, con diversidad de amplitudes,
frecuencias, ritmos, y no guarda ninguna relación con el ecosistema en el que
se desarrollan las plantas. Es por esto que no queda claro a qué estímulo está respondiendo realmente la planta y por qué.
Este verano, sin embargo, un grupo de investigadores de la
universidad de Missouri han publicado un trabajo en la revista Oecologia
en el que se verifica una respuesta muy concreta ante un estímulo sonoro de
gran importancia en el entorno natural de la planta: el ruido que hacen las orugas al comer sus hojas.
Se ha demostrado que las plantas tienen un mecanismo de defensa
similar al sistema inmune denominado "priming". Una vez han sufrido
el ataque de orugas que comen sus hojas, si posteriormente sufren otro ataque
segregarán sustancias tóxicas que harán a las hojas poco apetecibles. En el
estudio arriba mencionado han probado que este mecanismo se puede desencadenar
simplemente por el sonido. Primero analizan cuidadosamente el ruido que
realizan las orugas al comer las hojas para
posteriormente ser capaces de reproducirlo. El hallazgo es que tras someter a plantas que no han
sufrido nunca ataque de orugas a estos sonidos, éstas posteriormente segregan
tóxicos ante un ataque real. Es decir, se ha llevado a cabo el
"priming". Si someten a las plantas a otros sonidos ambientales como
el ruido del viento o los sonidos de insectos inofensivos, esta respuesta no se
produce. Además encontraron que la segregación de tóxicos es proporcional a la
intensidad de los sonidos a que han sido previamente expuestas.
En cuanto a los mecanismos por los cuales las plantas son
capaces de oír, todavía no están claros. Se cree que hay proteínas en el
interior de las membranas celulares que responden a la presión, pero es algo sobre lo que habrá que seguir investigando.
Las plantas siguen siendo pues seres misteriosos, a veces incluso inquietantes, de los que todavía tenemos muchas cosas que aprender.
Que interesante! Me pregunto hasta qué punto puede detectarse un patrón sonoro complejo sin tener ningun organo desarrollado para ello, simplemente a nivel de una célula individual. Sabes el nombre del grupo de la universidad de Missouri que está trabajando en ello?
ResponderEliminarSí, es sorprendente. Las plantas son más complejas de lo que parecen. Por lo visto también pueden comunicarse señales de peligro entre ellas soltando productos químicos al aire.
ResponderEliminarEn el texto hay un enlace al trabajo, ahí puedes encontrar la información de contacto de los autores.
Fantastico! Gracias, no me di cuenta de que tenias el link al trabajo de investigacion original. Es chulisimo. Me encanta.
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