Que todo el universo haya podido surgir de la nada es una
idea cautivadora. Eso es precisamente lo que dice el título del último libro
del cosmólogo Lawrence M. Krauss. Que un físico como él agregue al título la frase: "¿Por
qúe hay algo en vez de nada?", es pura provocación. Krauss dispara al
corazón de la metafísica. Esto fue más que
suficiente para que me llevase el libro a casa.
El libro resulta ser un repaso delicioso a las ideas más
relevantes de la cosmología moderna. Pero como prometía, es más que eso. Es un
ejercicio de honestidad intelectual que trata de abordar algunas de las
preguntas aparentemente más profundas que se ha hecho la humanidad. Cuestiones
que tradicionalmente han sido abordadas por la filosofía o la religión, pero
que ahora, como se describe en el libro, también pueden, y según Krauss deben, ser
vistas a la luz de la ciencia.
El estilo de Krauss es directo. Comienza con un excelente
prefacio que arranca:
"Para que todo
quede claro desde buen principio, debo admitir que no me siento nada próximo a
la convicción - en la que se basan todas las religiones del mundo - de que la
creación requiere un creador."
Continúa defendiendo el pensamiento científico y que éste es
el que se debe emplear para abordar preguntas sobre el mundo natural, como la
pregunta sobre qué es la nada. Pero sus intenciones son claras:
"La verdadera
inspiración de este libro no procede tanto de una voluntad de disipar mitos o
atacar creencias como de mi deseo de celebrar el conocimiento y, junto con éste,
el universo verdaderamente asombroso y fascinante que el nuestro ha resultado
ser."
Y así es, las ideas expuestas en el libro sobre la
naturaleza del universo son sorprendentes. Pasamos del universo estático y
eterno consistente únicamente en nuestra querida galaxia, tal y como se creía
hace tan sólo cien años, a un universo en expansión con miles de millones de
galaxias y que se extiende más allá de donde podemos ver. Y de esta visión
pasamos a un multiverso inflacionario en el que como burbujas en un magma van
creándose universos. Todo originado por fluctuaciones cuánticas de la nada.
Es sin duda un viaje que expande el universo y también
nuestra mente (como señala Richard Dawkins en el postfacio.) Por el camino
Krauss nos va hablando de los hitos experimentales sobre los que se apuntalan
estas ideas así como de algunos de sus protagonistas. No duda en reconocer el
carácter aún especulativo de varias de estas ideas, pero apunta a la
importancia de su plausibilidad conforme a los datos hoy conocidos.
Dedica también un capítulo que me ha resultado bastante
curioso a hablar de lo que él llama "nuestro deprimente futuro". En
él nos indica cual puede ser el futuro de nuestro universo y cómo estamos
viviendo en un tiempo propicio para aprender cosas del mismo. Ninguno de
nosotros estará allí, y casi seguro ninguno de nuestros descendientes, pero es
chulo preguntarse estas cosas. Los astrónomos del futuro no contarán con tanta
información como nosotros al mirar el
cielo. La expansión acelerada del universo habrá alejado unas galaxias de otras
hasta hacerlas inobservables y la radiación de fondo de microondas se habrá
enfriado hasta ser indetectable.
"Un universo de la nada" es un buen libro para
aquel que quiera acercarse a la cosmología moderna. En él se pueden aprender
cosas no tan conocidas por el público general como qué es inflación. Yo supe de
ella hace más de diez años, en un curso de doctorado, y también he disfrutado recordando
cosas sobre la misma.
El paradigma inflacionario es un marco teórico genérico que
se puede implementar de diferentes maneras, pero que siempre implica un crecimiento
exponencial del universo en sus inicios. Es una propuesta que soluciona varios
problemas de la cosmología y es ampliamente aceptada. No existen, sin embargo,
pruebas directas de que tuviera lugar. Este año la colaboración científica
BICEP2 anunció interesantes resultados que podrían ser una señal del período
inflacionario, pero podrían también ser debidos a otras causas. Harán falta
nuevas observaciones para aclarar este asunto, pero no deja de ser excitante
que una evidencia directa de inflación pueda estar a la vuelta de la esquina.
Para acabar me gustaría subrayar un echo sobre la naturaleza
de la investigación científica. Pese a que la ciencia va ganando camino, y va
dando respuestas a grandes preguntas que antes podían ser fruto de la filosofía
o la teología, la metodología de la ciencia no es responder a grandes preguntas
sino todo lo contrario. La ciencia trata de dar respuesta a pequeñas preguntas,
es después cuando de estas respuestas se saca conocimiento sobre los
grandes temas. Muy distinto de lo que ocurre en teología, donde por autoridad
se dan respuestas a las grandes cuestiones. En palabras de Galileo, padre de la
ciencia moderna:
"Io stimo più il
trovar un vero, benchè di cosa leggiera, ch´l disputar lungamente delle massime
questioni senza conseguir verità nissuna."
O lo que es lo mismo:
"Yo valoro más encontrar
una verdad, aunque sea de la cosa más leve, que discutir largamente de las
grandes cuestiones sin conseguir verdad ninguna."
¡Vaya frase más estupenda para acabar el artículo! Muy buenas reflexiones y como siempre, muy informativo. ¡Ya estoy esperando la siguiente entrada!
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